miércoles, marzo 11, 2009

cuento

Soy una falda de pana marrón
ni muy corta ni muy larga
de la talla cuarenta y dos,
vivía en una percha colgada.
Mucha gente por mi lado pasaba,
ninguno sentía atracción
hasta que una chica con ganas
quiso llevarme a un sitio mejor.
En papel bonito me envolvió,
cuando salí vi la cara
de una chica encantada
con la sorpresa, que era yo.
La chica me llevó a su habitación,
yo estaba algo asustada,
quiso probarme con decisión
pero a ella falda le faltaba.
Era demasiado gruesa,
debería tener otras cinco tallas
para poder entrar en ella,
lloré cuando al armario me llevaba.
Pasaron días y semanas,
mucho tiempo pasó
hasta que volví a ver su cara,
pero Abia algo que cambió.
Esta chica era más delgada,
treinta kilos menos que la anterior,
se dispuso a probarme, y asombrada
pudo abrochar el botón.
La chica que antes me miraba
ahora me saca de la habitación,
veo parques, calles, terrazas,
puedo sentir el calor del sol.
Esta chica adelgazó
para darme a mí la oportunidad
de ser una prenda más que llevara
en esta nueva etapa de ilusión,
donde ha ganado la batalla
a los fantasmas del atracón
y esta falda de pana marrón
esta orgullosa de ser su falda.




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